Nunca me arrepentí de retrasar mi jubilación, ahora volvería a hacer lo mismo

El Foro Provincial Permanente de Políticas de Igualdad de Género
de la Diputación Provincial de Ciudad Real, decidió conceder a la
enfermera Eloísa Fernández Romero el V Premio por la Igualdad
que otorga la Diputación provincial en reconocimiento a su trabajo
en el Hospital General Universitario de Ciudad Real y de la valiente
decisión de retrasar su jubilación para ayudar durante la primera
ola de la pandemia.

Desde el año 1977 en que terminó la carrera como alumna de la octava promoción de la escuela de enfermería del hospital Santa María de Alarcos, Eloisa Fernandez Romero nunca había vivido una situación tan dramática como la ocurrida a mediados de marzo del pasado año, cuando la primera oleada de la pandemia por Covid 19 azotó con fuerza al sistema sanitario español, y todos sus profesionales tuvieron que hacer un esfuerzo para salir a delante con los escasos recursos humano y materiales existentes para afrontar la magnitud de la pandemia.

En 43 años de profesión ¿habías vivido algo tan duro como lo que estamos viviendo en los últimos años?
Nunca. Lo que yo he vivido en toda mi experiencia profesional ha sido un continuo progreso a mejor. Una catástrofe de este tipo yo no la había vivido nunca.

¿Porque decidiste hacerte enfermera?
Estuve estudiando en Barcelona con las monjas del Buen Pastor, ellas cuidaban a los niños que recogían de la calle de madres prostitutas y los amparaban en su precariedad. Ahí descubrí mi verdadera vocación y el trato humano en los cuidados a los pacientes, y decidí entonces hacerme enfermera.

¿Siempre has estado ligada al cuidado de niños, en Pediatría?
Siempre. Excepto los tres primeros años de mi carrera profesional en Valdepeñas que estuve en Medicina Interna y en urología. Cuando vine a Ciudad Real pedí medicina interna, pero la supervisora me reclamó para el servicio de prematuros y desde entonces siempre he estado ahí.

¿Has tenido que reinventarte de alguna manera para afrontar todas las exigencias que requerían una situación tan complicada como la actual?
Por supuesto. Yo no sabía montar una planta Covid, -no tenía ni idea-, nunca había estado con infecciosos de este tipo. Tuvimos que aprender todas, yo la primera. Ha sido un aprendizaje continuo.

¿Y qué ha sido lo más duro de ese aprendizaje?
El miedo y la incertidumbre generalizada de todo el equipo. Yo Tenía que superar la angustia de repartir un material que no llegaba para todas y dejar organizados los tres turnos. Cuando lo hacía me marchaba a casa y nunca sabía cuándo iba a terminar mi jornada de trabajo.

¿Tu sentiste miedo?
Pues no, fíjate. No sentí miedo. Nunca he sentido miedo porque ¿sabes? yo vivo sola.. Mi madre que era con quien podía convivir nos la llevamos al pueblo. Yo he hablado en muchas ocasiones con los enfermos sin EPI, sólo con la mascarilla pero nunca he tenido miedo al contagio porque si tomamos las medidas adecuadas no teníamos por qué contagiarnos. Creo que pesaba más el miedo a lo desconocido porque… en el hospital hay virus y bacterias que pueden crear infecciones incluso más graves, pero claro, veíamos como llegaban los pacientes al hospital y cómo en pocos días fallecían y no sabíamos qué podía pasar porque era muy poco lo que se sabía sobre esta nueva enfermedad…

¿Cómo afrontabas el día a día durante la etapa más dura de la pandemia?
Yo llegaba a las ocho de la mañana, pero nunca tenía hora de vuelta a casa. Siempre me iba cuando dejaba todo el trabajo organizado para los tres turnos. Era mi obligación. Cuando llegaba a casa, aprendí a hablarme durante los tres meses que duró la ola, todos los días hablaba y leía poesías y luego las ponía en el WhatsApp. Más tarde descubrí que me seguía mucha gente y eso me alegró. Porque claro al entrar a mi casa yo no hablaba con nadie y esa costumbre de leer poesías, en cierto modo me reconfortaba y me ayudaba a seguir…

¿Recuerdas la primera vez que escuchaste la palabra Covid?
Claro que lo recuerdo. Era febrero de 2020. Estaba en la playa con tres amigas enfermeras y empezamos a comentar entre nosotras y a interesarnos por la situación en que estaría el hospital en Ciudad Real. Llamábamos por teléfono y nos comentaban que por ahí la cosa estaba bien. La verdad es que ni nos imaginábamos lo que eso podía llegar a ser. Cuando empezamos a darnos cuenta de la magnitud del problema fue al término de las vacaciones tras nuestro regreso al hospital. La dirección de enfermería nos dio la formación para ponernos el EPI y los protocolos básicos de actuación con esos enfermos y ahí fue donde aprendimos lo que era la Covid-19.

Ni te imaginabas la que se te venía encima.
Ni mucho menos porque, piensa una cosa, yo ya estaba jubilada el 12 de marzo y me estaba despidiendo de toda la gente, pero claro cuando empezó el problema tan gordo… reconsideré mi decisión. La última semana de marzo y la primera de abril han sido las peores que yo he vivido en mi historia profesional. ¿Te quieres creer que cuando ya terminó todo traté de olvidarme de los tres meses tan horribles que yo pasé? Fue demasiado… Es algo que yo quiero quitar de mi mente, porque cuando tu estás al lado del enfermo tienes muchos miedos, veía a las enfermeras que salían con el EPI empapado, con heridas en la cara, de verdad todo muy desagradable. yo lo pasé fatal porque mi responsabilidad era tener todo el material que ellas necesitaran, la medicación disponible…

¿Te arrepentiste en algún momento de haberte quedado, cuando ya tenías la jubilación en la mano?
Esto es algo que me lo preguntan mucho. Nunca, repito, nunca me arrepentí de mi decisión y si fuera ahora volvería a hacer lo mismo. En mi confió la dirección de enfermería y yo no los podía abandonar. Yo humildemente me ofrecí para ayudar y ellos confiaron en mí. Ahora la situación es otra, ya no vamos a lo desconocido, la gente está preparada hay más material. Cada cual conoce ya lo que tiene que hacer.

La policía intervino el último fin de semana para disolver 277 fiestas ilegales en Madrid, ¿A qué crees que se debe esa falta de conciencia en parte de la ciudadanía?
Pues creo que se debe a la ignorancia y a que no se ha hablado claro. Todo se ha politizado y los mismos políticos dicen al mismo tiempo una cosa y la contraria. Si estamos en una situación tan grave como una pandemia, tenemos que ir todos a una, ni blancos ni negros.Y sólo van a sacar el rédito político. Si los políticos no se lo toman en serio, cómo van a pretender que se lo tome la gente en serio? También creo que toda esa gente no han tenido un paciente cerca y enfermos porque quien ha vivido una situación cerca cambian de actitud totalmente. A los que se van de fiesta, yo no los multaría pero los llevaría a la UCI una semana a limpiar enfermos. Sería lo ideal.

¿Para ti qué es más duro: ejercer el voluntariado en Guinea o en una planta Covid?
En una planta Covid, te lo digo yo. Porque en Guinea viven de una forma muy distinta a nosotros, pero es una forma de vida que ellos tienen asumida. Estuve hablando con una compañera voluntaria que está en Camerún y me decía: aquí se muere la gente pero es que como están tan acostumbrados a morirse, no les importa que venga ahora la Covid-19. Todos tendríamos que conocer aquello para valorar lo que tenemos aquí. Lo viven de otra forma distinta a como lo vivimos nosotros. Allí a están acostumbrados a vivir, a comer, y morirse y lo asumen así con naturalidad. Ahora que definitivamente te has jubilado,

¿Vas a seguir colaborando con el proyecto de la Universidad Politécnica de Valencia con el que has venido trabajando en Africa?
En 2020 se quedó todo parado. Ahora por lo de la pandemia, pero antes se habían quedado sin dinero, aunque el hospital está montado, y las enfermeras están formadas. Fuimos un grupo de cinco enfermeras del hospital General Universitario de Ciudad Real a formar a las enfermeras sobre el terreno. Las formamos en la universidad. Nosotros quisimos que las enfermeras y las auxiliares estuvieran juntas como un equipo para empezar a trabajar, pero las circunstancias han parado este proyecto tan bonito.

Tu siempre has sido una mujer y una profesional muy involucrada en causas de ayuda a los demás, te vimos solicitando fondos para conseguir una silla ortopédica para uno de tus pacientes… ahora que tienes tanto tiempo ¿a qué te vas a dedicar?
Pues con esto de la pandemia, me he quedado parada, no sé qué hacer. Quiero seguir con el proyecto de Guinea, si puedo volveré a marcharme. Yo sigo colegiada porque sigo siendo enfermera. Si me necesitáis para algo, yo me ofrezco para aportar mi granito de arena en lo que sea…

Para terminar, desde tu atalaya de experiencia de 43 años ¿que reflexión final harías sobre el papel que las enfermeras juegan en el sistema sanitario?
Las enfermeras somos muy válidas y muy necesarias en el hospital, nos lo tenemos que creer. No tenemos que estar a la sombra de… porque nosotros hemos luchado mucho para tener el papel que nos corresponde. Cuando terminé enfermería, las enfermeras escribíamos los informes del médico, y hacíamos todo. Somos independientes y tenemos nuestro rol muy bien delimitado, pero todos somos muy necesarios. Todos somos un equipo. Las enfermeras nos tenemos que creer las posibilidades que tenemos que son muchas. En cualquier sitio donde estemos, imprescindibles. Un hospital sin enfermeras no puede existir.

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Autores: Ángel N. Velduque

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