Los enfermeros debemos ser capaces de comunicar para modificar conductas y transmitir emociones

Manuel Castellanos Tejero es un profesional de enfermería con una dilatada trayectoria siempre en el campo de la salud mental y las conductas adictivas, materia de la que es experto. Actualmente trabaja en la unidad de conductas adictivas del hospital Mancha Centro de Alcázar de San Juan. Parte de su tiempo libre lo invierte en seguir formándose en disciplinas complementarias a su trabajo como enfermero y, especialmente, en el campo de los estímulos y las emociones.

 En los últimos meses se esfuerza por conseguir que los asistentes a sus cursos se hagan adictos a la risa como terapia para superar los contratiempos y la adversidad de una etapa tan convulsa como la que nos está tocando vivir. Polifacético como pocos enfermeros en nuestra provincia, Manuel Castellanos aprende a expresarse con corrección, a mejorar el trato con sus pacientes y, además, presta su voz a otros personajes para seguir transmitiendo emociones de risa y llanto
                             
PREGUNTA.- Con tus talleres de risoterapia, ¿intentas convertir la risa en una conducta adictiva?
Efectivamente, una forma de superar estos malos tiempos y vivir un poco mejor, podría ser engancharse a la risa como terapia de solución a muchos de los problemas cotidianos.
 
P.- Sin embargo, la risa, al contrario que otras conductas adictivas, genera hábito pero de refuerzo positivo en el individuo, ¿verdad?
R.- Claro! Viene bien para a salud, el corazón, los pulmones y, sobre todo, para el pensamiento positivo que nos permita llevar la vida lo mejor posible y ser cada un poquito más felices.
 
P.- ¿Cómo a un enfermero, se le ocurre un buen día empezar a impartir talleres de risoterapia?
R.- Pues, porque era una necesidad que también la pedían los pacientes y los propios compañeros. Entonces, es una terapia relativamente sencilla de realizar. Hay que tener un poco de habilidades de comunicación, que un enfermero como yo de salud mental, normalmente las suele tener. Es un poco de arte, y a partir de ahí, te formas con los cursos de capacitación. Luego pones la forma que cada uno tenemos de hacer las cosas y logras que la gente pase un rato agradable, recupere la risa.
 
P.- ¿Se está perdiendo las ganas de reír como hábito social?
Todos hemos aprendido hábitos de higiene, de alimentación, etc. pero  no así hábitos terapéuticos basados en el poder de la risa. Nadie nos ha enseñado a reírnos por sistema, a ser positivos, a tirar p’adelante y eso de empezar por la mañana sonriendo, pensar en cosas positivas y no dejarnos llevar por todo lo negro que pueda haber a nuestro alrededor.
 
P.- Tu eres un enfermero, que desde el principio de tu carrera has cuidado mucho un aspecto como es la comunicación, que no ocupa mucho espacio en los planes actuales de estudio de grado de enfermería, ¿crees que la comunicación es una materia que se valora demasiado poco en las facultades de enfermería, teniendo en cuenta la importancia que tiene para el cuidado del paciente?
R.- Puede que tengas razón. La verdad es que no te forman ni para hablar en público, ni comunicar a los pacientes las noticias e informaciones que les afectan en el proceso de cuidados de su enfermedad. Es muy importante, no tanto lo que decimos, sino cómo lo decimos. Pero no es sólo la comunicación interpersonal con el paciente, sino también la grupal para liderar grupos. En el colegio se nos enseña ortografía, pero no se nos enseña a comunicar a través de la lectura. Se nos enseña a leer pero es que existe una audiogenia, una forma de decir las cosas para comunicar más allá de aportar información, se trata de comunicar para modificar conductas y generar sentimientos de escucha activa. Otra cosa es que oiga la música y otra cosa muy distinta es que “sienta” la música y me lo pase bien escuchando música. Ni es los planes de estudio de enfermería, ni a los profesionales que trabajamos con personas se nos enseña a comunicar y transmitir emociones. Esto es lo que verdaderamente cambia a la persona. Nosotros tenemos que enseñar hábitos a las personas, les tenemos que enseñar a cuidarse y a que cuiden a otros y eso es comunicar…
 
P.- Es decir, que tú vas más por el lado de la comunicación como un proceso interpersonal que permita aflorar las emociones.
R.- Por supuesto, porque muchas veces la enfermedad no tiene solución y, lo único que nos queda es la calidad de vida, las emociones y el acompañamiento. Eso es comunicar y conectar con la persona y, para eso, hace falta tener cierta habilidad.
 
P.- ¿Se aprende a comunicar o se nace con aptitudes para comunicar?
R.- Hay quien nace con ese don, pero también son técnicas que se pueden aprender. Igual que te enseñan en la facultad a pinchar y poner un catéter también es importante que nos enseñasen a presentarnos cuando entramos en la habitación de un paciente y que seamos capaces de decirle “muy buenos días, voy a ser su enfermera y esto es lo que le vamos a hacer…”. Eso es lo que marca la diferencia entre la solicitud al paciente para que colabore, o que consigamos que a pesar de su enfermedad se encuentre a gusto en nuestras manos.
 
P.- ¿Crees que en la actualidad, los profesionales sanitarios deberían invertir su tiempo en asistir a talleres de risoterapia?
R.- Creo que la crisis nos ha dado un palo tremendo a los profesionales de enfermería, pero creo que no lo estamos pagando con los pacientes. Personalmente pienso que mis compañeros siguen atendiendo en consulta de buena gana y no culpabilizamos al paciente. Enfermería sigue trabajando igual de bien que antes y con la misma dignidad a pesar de todos los contratiempos. Pero lo llevamos por dentro y aguantamos lo nuestro, y eso tenemos que trabajarlo. Por eso viene muy bien ahora que nos rehagamos el ánimo, que seamos positivos y que aunque la risoterapia no va a resolver los problemas de la crisis al menos hará que la llevemos lo mejor posible.
 
P.- Otras parcelas de tu actividad profesional son interesantes como el trabajo que haces con la psicóloga Elsa Punset. ¿Cómo surgió este trabajo?
R.- Bueno, pues surgió en un congreso Nacional de Salud Mental que se celebró en Valencia, allí llevé unas técnicas de relajación y pensamiento positivo que a Elsa le gustaron muchísimo y, a raíz de eso, me pidió que si podía colaborar con ella en Radio Nacional y así lo he venido haciendo durante dos años ininterrumpidos en los que también he aportado mi granito de arena a los guiones que elaboramos para el programa El Hormiguero, cuando ella era colaboradora. A parte de esto, al tema de la relajación me dio por aportarle una vertiente más artística y comencé a realizar un curso de locución de textos que al cabo del tiempo me ha permitido hacer mis pinitos como actor de doblaje. Como enfermero de salud mental, me encanta esta faceta porque me permite transmitir emociones. Yo siempre digo que el 90 por ciento de la palabra cura en salud mental.
 
P.- Una cosa que me ha gustado de todo lo que has dicho en tu intervención es “somos enfermeros, somos cuidadores y si nos ocupamos de cuidar a otras personas, nunca podremos hacer bien nuestro trabajo si nosotros no nos cuidamos y estamos bien…
R.- Efectivamente si uno no sabe reírse de sí mismo, no puede ayudar a reír a los demás. Si uno no es capaz de cuidarse o de sentirse bien, le va a costar más que los demás estén bien y se cuiden.

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Autores: Ángel N. Velduque

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