La enfermería como pieza angular en la prevención del pie diabético

Enfermería es el profesional que mayor contacto tiene con el paciente diabético, por lo tanto es una pieza fundamental para la promoción de hábitos saludable y capacitar al paciente para que los logre.

RESUMEN

La Diabetes mellitus es una enfermedad con una gran afectación a nivel mundial, que a la vez es un factor de riesgo para la aparición del pié diabético.
El pie diabético conlleva pérdida de calidad de vida y elevados costes para el paciente y el sistema sanitario.
 
El adquirir los conocimientos adecuados por parte de paciente se refleja en una importante reducción del riesgo de formación de lesiones y evitar finales traumáticos.
Para que el paciente se encargue de su propio autocuidado y se haga responsable es necesario que los profesionales sanitarios hagan una gran labor para que transmitan los conocimientos y a la vez el paciente los domine y los ponga en práctica.
 
Enfermería es el profesional que mayor contacto tiene con el paciente diabético, por lo tanto es una pieza fundamental para la promoción de hábitos saludable y capacitar al paciente para que los logre.
 
INTRODUCCIÓN

El pie diabético según la OMS (organización mundial de la salud) es la presencia de ulceración, infección y/o gangrena del pie asociada a la neuropatía diabética y diferentes grados de enfermedad vascular periférica, como resultado de una gran variedad de factores inducidos por una hiperglucemia mantenida.

La diabetes mellitus encabeza como primera causa de amputación no traumática de miembros inferiores, 7 de cada 10 amputaciones no traumáticas se deben a la diabetes mellitus.

En España la prevalencia de la diabetes mellitus gira en torno al 13% de la población mayor de 18 años. 

La prevalencia a nivel mundial de la patología del pie diabético varía entre el 1,3% -4,8%.

Se estima que entre el 15% y el 25% de los diabéticos desarrollarán una ulcera en el pie en proceso de su enfermedad. Afecta a la población diabética entre 45 y 65 años.

Dada su incidencia es imprescindible valorar esta patología desde un punto de vista multidisciplinar, donde cada profesional tiene su importancia en las actividades que le son propias tanto de prevención, de promoción, curación o rehabilitación.

ETIOLOGÍA

El origen del pie diabético es una triada de afectación neuropática, vascular e infecciosa.

La neuropatía diabética es un factor de riesgo para presentar pie diabético que aparece, sobre todo por pérdida de la sensibilidad. A su vez ese déficit de sensibilidad favorece deformidades, presión anómala, heridas y úlceras.

Dentro de la posible etiología distinguimos:

1. Factores predisponentes: aquellos que en un enfermo diabético ocasionarán riesgo de sufrir lesión.

2. Factores desencadenantes o precipitantes: son los que hacen debutar la lesión. A la vez estos factores se pueden clasificar en:

2.1 extrínsecos: que son de origen mecánico: zapatos mal ajustados, andar descalzado, caídas, accidentes; de origen térmico: uso de agua demasiado caliente, bolsas de agua caliente, exposición a una fuente de calor como estufa, brasero, y de origen químico: uso inadecuado de agentes queratolíticos como los callicidas.
2.2. intrínsecos: son alteraciones biomecánicas a consecuencia de deformidad del pie como dedos “en garra”, “Hallus valgus”, pérdida de almohadilla plantar, o limitación de la movilidad articular que condicionan un incremento de la presión plantar máxima en esa zona provocando formación de callosidades , que a su vez incrementa el riesgo de herida y de ulceración.
 
3. Factores agravantes o perpetuantes: aquellos que en un pie diabético ya establecido va a facilitar la aparición de complicaciones, como puede ser la infección o isquemia que determinará la evolución, cronicidad y pronóstico de la lesión. Suelen ser úlceras sobreinfectadas por microorganismos como estafilococos y estreptococos pudiendo ocasionar celulitis. 

4. Factores predisponentes: en los inicios del pie diabético se combina la atrofia de la musculatura progresiva y la sequedad de los pies asociada con la isquemia en diferente grado, en dicha situación ante cualquier traumatismo el resultado será una úlcera.

SINTOMATOLOGÍA
  • Sensación de hormigueo, frialdad y acorchamiento desde los dedos de los pies hacia los tobillos y las piernas.
  • Dolor intenso en las piernas y los pies principalmente en reposo en la cama.
  • Pérdida de sensibilidad.
 
CLASIFICACIÓN DE LA ÚLCERAS DIABÉTICAS

De forma habitual las úlceras se localizan en la planta del pie y la clasificación más usada es la Escala de Wagner:
 

RIESGO DE PADECER PIE DIABÉTICO

Si la detección y categorización de riesgo son factores sumamente claves para el diagnóstico del pie diabético, no es menos importante la labor de la enfermería en la aplicación de programas de prevención de lesiones y úlceras en este tipo de pacientes.

Por ello la enfermera en una pieza angular como primer eslabón en prevención y cuidados del pie dirigida a pacientes y familiares con el fin de disminuir las complicaciones.

Debemos llevar a cabo una valoración que podemos dividir en:

  • Historia clínica/ hábitos de vida: edad, tipo de DM, años de evolución, recogida de factores de riesgo como: ejercicio físico, índice de masa corporal, tabaco, hipertensión, tipo de alimentación, antecedentes de presencia de úlceras, cuidados habituales del paciente.
  • Exploración física: búsqueda exhaustiva en los pies, estado de las uñas, presencia de hiperqueratoris, deformidades de dedos, estado de la piel en dorso, planta, talón y espacios interdigitales.
  • Detección de neuropatía: se usan instrumentos específicos como el Monofilamento de Semmes-Weinster y el diapasón.
  • Detección de enfermedad vascular periférica: con la palpación de pulsos y con el índice tobillo/brazo.
La clasificación del riesgo de padecer el pie diabético nos indica la frecuencia con la que se debe realizar una nueva valoración:
 

QUÉ DEBE DE SABER EL PACIENTE CON DIABETES EN RELACIÓN AL PIE DIABETICO

La enfermera desde el momento que el paciente es diagnosticado de Diabetes mellitus va a facilitar la información necesaria al paciente para que por él mismo pueda ser capaz de llevar un cuidado exhaustivo con el fin de prevenir complicaciones mayores en el pie diabético:
 
HIGIENE:

  • Lave sus pies diariamente, realizando un baño breve (no más de 10 minutos), con agua templada entre 36-37ºC  y jabón neutro, comprobando la temperatura previamente con la mano o con termómetro, secarlos cuidadosamente en especial en las zonas interdigitales con toalla suave a toques evitando la fricción.
  • Evitar la humedad en los pies, en casos de sudoración usar talco.
  • Hidratación diaria con crema hidratante o con emulsiones de ácidos grasos hiperoxigenados. No aplicar en los espacios interdigitales.
  • Revisión diaria de los espacios interdigitales, plantas, talones en búsqueda de posibles callos, durezas, ampollas, cortes, úlceras o signos de infección. Si es necesaria se debe ayudar con un espejo o recurrir a otra persona para su exploración.
UÑAS:
  • Cortar con tijeras punta roma y en línea recta sin apurar demasiado el corte para evitar que se encarnen.
  • Recomendado cortarlas después del baño para que estén más blandas.
  • Si el corte resulta dificultoso acudir al podólogo.
  • Limar  para mantener la longitud y pulir bordes con limas de cartón.
  • Ante cualquier lesión acudir al médico y//o enfermera para valoración, sin usar antisépticos, ni cremas por cuenta del paciente sin previa valoración.
PROTECCIÓN:
  • Usar protección solar ante exposición solar.
  • Usar calcetines de algodón.
  • Evitar el uso de mantas eléctricas o bolsas de agua caliente para evitar quemaduras, así como de frío directo.
  • Evitar la exposición ante estufas, braseros de forma directa.
CALZADO:
  • Usar zapatos de piel, cómodos, flexibles, antideslizantes y transpirables. Comprobar previamente que el zapato no tenga nada que roce o pueda molestar. Tener otro para de calzado para cambiarlo con frecuencia y evitar los mismos puntos de fricción.  
  • Tacón de 2-3 cm. Máximo de 5 cm. para los tacones. Evitar los zapatos estrechos o con punta fina, sandalias, zuecos que dejan parte del pie al descubierto.  
  • Usar siempre con los zapatos calcetín de algodón, que transpire, que no tenga costuras y que no compriman la circulación. Cambiarse el calcetín a diario.
  • No caminar nunca descalzos, ni por la playa tampoco.
CONCLUSIONES

El profesional de enfermería está capacitado para la valoración del pie diabético y valorar el impacto que producen estas lesiones. Además realizará el seguimiento del paciente junto con el resto de profesionales, llevando a cabo un trabajo en equipo.

Se precisa de una gran implicación de enfermería para la prevención de esta patología, ya que en la mayoría de las veces la educación sanitaria se lleva  cabo cuando ya hay alguna lesión, debido a la sobrecarga de trabajo. 

Resaltar que es importante valorar el riesgo que cada paciente tiene a nivel individual cada paciente para dar una educación sanitaria personalizada, y esa información adaptarla lo mejor posible a cada individuo.

Es una patología que afecta al núcleo familiar ya que el paciente según el grado va perdiendo autonomía para realizar los cuidados, por lo que hay que involucrar  al resto de familia para prevenir nuevas lesiones.

BIBLIOGRAFÍA

  1. Boada A, Baro M, Hernández T, Pie diabético y manjeo del dolor neuropático. Programa formativo para enfermería. P9-29, 2012.
  2. Cuidados en los pies diabéticos antes y después de intervención educativa. 1ª edición. Enfermería Global. 2013.
  3. Educando al diabético en Atención Primaria. La visión enfermera. Manual elaborado en el marco del Convenio de Colaboración, entre la Consejería de Salud y la Asociación Andaluza de Enfermería Comunitaria (ASANEC). Junta de Andalucía. 2002.
  4. Lázaro JL. Abordaje práctico del tratamiento de las heridas. Módulo 5: diagnóstico y tratamiento integral del pie diabético. Colopast. 2016
  5. Rovira a, Vázquez C, Torreiglesias M. Historia e importancia de la diabetes. Todo para la diabetes.1ª edición. Madrid: Santillana 2007.

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Autores: Rosa Mª Baos Calzado, Juan Diego Díaz Valero y Mª Carmen González de Rivas

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