La enfermedad neurológica de demencia más común en adultos mayores: el alzhéimer

La enfermedad del Alzhéimer va camino de convertirse en la enfermedad del futuro relacionada con el aumento de esperanza de vida, en este trabajo de revisión bibliográfica, se ha tratado de informar, tanto a la población como a los profesionales de enfermería los factores de riesgo, la prevención, , como de los distintos tratamientos no farmacológicos que podemos encontrar.

1. RESUMEN
Nos encontramos ante un futuro preocupante en el que la Enfermedad de Alzhéimer (EA) va camino de convertirse en la enfermedad del futuro relacionada con el aumento de esperanza de vida, en este trabajo de revisión bibliográfica donde se ha buscado en buscadores como pudmed, y asociaciones contra el alzhéimer, etc. se ha tratado de informar, tanto a la población como a los profesionales de enfermería los factores de riesgo, la prevención como una área de priorización sobre los contenidos de los planes de actuación sobre el alzhéimer, como de los distintos tratamientos no farmacológicos que podemos encontrar.
 
2. INTRODUCCIÓN
2.1. Prevalencia y diagnóstico.
La enfermedad de tipo alzhéimer es el tipo más común de demencia y una de las enfermedades con más incidencia en la población de edad avanzada. La Alzheimer's Disease International (ADI) calcula que en Europa occidental afecta a casi 7 millones de personas (430.000 de ellas en España) y a 35,5 millones en el mundo. Además y según esta misma organización, la cifra actual se duplicara en 20 años hasta llegar a los 65,7 millones de afectados en el año 2030 y los 115,4 millones de enfermos en el año 2050.[2] El progresivo envejecimiento de la población que está experimentando las sociedades occidentales, especialmente significativo en nuestro país, hace que las previsiones de los expertos apunten a que el número de casos diagnosticados de EA en el mundo aumentan en torno al 75% en los próximos 25 años si la tendencia actual se mantiene. De ser así, se situaría como la enfermedad de S.XXI y uno de los principales retos biomédicos para los investigadores.
La EA suele presentarse a partir de los 65 años y la proporción de afectados suele incrementarse progresivamente con la edad. De este modo, según los datos de la Alzheimer’s Association, el 10% de las personas mayores de 65 años padecen la enfermedad y la proporción se incrementa hasta el 30% en caso de individuos mayores de 85 años. [3] Es importante detectar el Deterioro Cognitivo Leve porque implica un riesgo de desarrollar Alzheimer u otras demencias. El reconocimiento de la enfermedad en esta etapa facilita la intervención con las terapias preventivas disponibles en la actualidad y las que se puedan desarrollar en el próximo futuro la posibilidad de prevenir o de estimar la posibilidad de evolución de un Deterioro Cognitivo Leve a enfermedad de Alzheimer respecto a un estado estable supondría un gran avance en el diagnóstico temprano y el tratamiento de la enfermedad.
A un paciente se le diagnostica “enfermedad de Alzheimer probable” si existe un cuadro de demencia caracterizado por trastornos de memoria predominantes, asociados a trastornos del lenguaje, a disminución o incapacidad en la realización de actividades motoras (aunque no presente parálisis), al reconocimiento o identificación de objetos (aunque no presente ningún trastorno de la visión) y a dificultades para planificar, organizar y realizar secuencias o pensar de forma abstracta. Además, estos síntomas deben tener una severidad suficiente como para repercutir en la actividad social o profesional, y presentar un declive y evolución progresivos. En la actualidad el diagnóstico de Alzheimer se realiza por exclusión de otros tipos de demencia. No existe, para la enfermedad de Alzheimer, un examen biológico que permita diagnosticarla sino que el diagnóstico definitivo sólo se consigue tras realizar un estudio histológico de muestras cerebrales.[1]
 
2.2 Factores de riesgo
Factores que incrementan el riesgo:

  • Edad avanzada
  • Ser mujer
  • Llevar un ApoE 4
  • Tener un nivel educacional bajo
  • Ser soltero
  • Fumar
  • Consumir benzodiacepinas
  • Presentar síntomas depresivos
  • Presencia de herpes

 
Factores neutrales:

  • Existencia de una demencia en la familia
  • Profesión
  • Edad de jubilación
  • Ser viudo o divorciado
  • Tomar antiinflamatorios
  • Padecer diabetes
  • Padecer hipertensión arterial

Factores que disminuye el riego

  • Ser hombre
  • Tener un nivel educacional alto
  • Desarrollar actividades sociales y de ocio
  • Estar casado
  • Llevarse bien con las personas de su entorno
  • Consumo moderado de vino
  • Consumo de pescado
  • Elevación del colesterol HDL.[4]

Es difícil hacer la síntesis de los resultados. Varios están en fase con las conclusiones de otros estudios: la edad, el sexo, la presencia de ApoE 4, el nivel educacional, el consumo de tabaco y de vino, los síntomas depresivos, la relación con el entorno.
Otros son contradictorios con estudios ya publicados, por ejemplo la existencia de una demencia en la familia, la presencia de una diabetes o de  una hipertensión arterial son factores neutrales cuando es habitual catalogarlos como factores que favorecen la aparición de una demencia.
Al contrario de los factores de riesgo de las enfermedades coronarias que generaron campañas de prevención (con una disminución del 20 % de la mortalidad cardiovascular en Estados Unidos), no existen, por el momento, bases fiables para estructurar estrategias de prevención a largo plazo de la demencia.[4]  
2.3 Prevención
La prevención de la demencia es una de las áreas de priorización que condensa contenidos del conjunto de planes de actuación sobre Alzheimer. En ellos se menciona a la prevención a través de métodos mejorados de detección y a la importancia de la salud pública (epidemiología) para la prevención.
Se espera que el desarrollo de estrategias efectivas de prevención facilite beneficios importantes, reduciendo los costes sociales y económicos, preservando la productividad de los cuidadores y las familias y disminuyendo el impacto en el sistema sanitario. [1]
 
Área de actuación relacionada con “Prevención”
Ilustración 1. Esquema de la actuación relacionada con la prevención. Tomado de [1]
MEDIDAS DE PREVENCION NO FARMACOLOGICAS
Estas terapias incluyen alimentación, actividad física y actividad social/cognitiva. La dieta mediterránea tiene prestigio; implica consumir poca carne roja, abundante pescado, frutas, cereales, verduras, aceite de oliva, algo de vino. Su beneficio dependería del alto contenido de antioxidantes y las bajas calorías, pero la importancia del consumo de antioxidantes ha sido cuestionada.
La eficacia de los ácidos grasos omega 3 del pescado sería marginal o poco significativa. El vino tinto, en cambio, cuyos polifenoles podrían inhibir y desestabilizar la formación de fibrillas, tendría un efecto positivo. En adultos mayores las actividades sociales se asocian a mejor memoria y capacidad verbal, y menor riesgo de deterioro y EA. Algo semejante sucede con la actividad física; hay estudios que la asocian con menos deterioro pero también hay estudios negativos.[5] En 2011, un equipo de investigadores americanos revisó de forma sistemática 7 factores epidemiológicos de riesgo de enfermedad de Alzheimer que demuestran una fuerte incidencia sobre la aparición de la enfermedad: diabetes, hipertensión, obesidad (entorno a los 50 años), depresión, inactividad física, tabaquismo y bajo nivel de educación.
Demostraron que la estrategia más interesante a nivel de sus resultados se basa en:

  • La eliminación de la inactividad física, lo que previene 12,7% de los casos de enfermedad,
  • La eliminación del uso de tabaco, lo que previene el 13,9% de los casos,
  • El incremento del nivel educativo que previene el 19% de los casos.

 
Modelizando sus datos, los autores estiman que la reducción de todos los factores de riesgo permitiría una prevención teórica del 50 % de los casos, reduciendo de forma realista el riesgo de exposición a la enfermedad del 10 al 25%.
 Utilizando como base el número de 7,7 millones de nuevos casos al año, la OMS estima que:
Un 10% en la disminución de la exposición a todos los factores de riesgo podría reducir de 250.000 los nuevos casos anuales y una disminución del 25% lograría una disminución de 600.000 casos.[4]  
2.4 Tratamiento no farmacológico
Se puede individualizar varios tipos de intervenciones. Unas se centran en el enfermo, otras en el cuidador y ciertas de ellas interesan a la vez el enfermo y su cuidador.

  • LAS PRINCIPALES INTERVENCIONES SON:
  1. La estimulación y la rehabilitación cognitivas

Su objetivo es rehabilitar las capacidades intelectuales que todavía mantiene el enfermo pero que no utiliza o utiliza poco y reducir la ansiedad que sufre el enfermo al percibir sus deficiencias.
Se conoce bien el impacto positivo de las estimulaciones intelectuales, afectivas o sociales sobre los síntomas y los trastornos del comportamiento. Retrasan su aparición o disminuyen su intensidad.
Las sesiones de estimulación duran alrededor de media hora, una o dos veces por semana para empezar y luego, una vez cada quince días. Es habitual la participación del cuidador porque el ayudara el enfermo a cumplir los ejercicios en casa
La dificultad de los ejercicios se adapta al nivel intelectual del enfermo y a sus centros de interés. Son intervenciones personalizadas “a medida” sobre memorización de objetos, asociaciones y organización de datos.
 

  1. La gestión de los trastornos del lenguaje y de la comunicación

Se utiliza cuando el enfermo tiene dificultades para expresarse. Existen dos grupos:

  1. Las técnicas habituales de reeducación del lenguaje contemplando el análisis de las perturbaciones y de las capacidades lingüísticas que todavía existen para intentar compensar las primeras con las segundas,
  2. las técnicas más globales que intentan restablecer las posibilidades de comunicación usando la comunicación no verbal.

Los grupos de conversación bajo la coordinación de un logopeda, las estrategias de reminiscencia (usando objetos personales, fotos, discos…) ofrecen la posibilidad de revalorización y de preservación del contacto social…tan importante para el enfermo como para su cuidador.
Pero la comunicación no es solo lenguaje. Se puede utilizar la terapia por arte (art-therapy), la relajación con música, el teatro, el psicodrama. Todas estas técnicas estimulan los sentidos y las emociones del enfermo.
 

  1. La gestión de la gnosis et de la praxis

A menudo, el enfermo se olvida de lo que sabía hacer: su capacidad de reconocimiento (no se acuerda del nombre de los objetos, por ejemplo un cuchillo) y de realización de los gestos (sabe lo que es un cuchillo…pero ha olvidado cómo utilizarlo).
La primera se llama “gnosis”, la segunda “praxis”.
El hecho de perder estas capacidades tiene repercusiones muy importantes sobre su autonomía y la ayuda que necesita por parte de su cuidador para realizar las actividades básicas de la vida diaria (asearse, vestirse, comer…)
Hay talleres que se dedican al reconocimiento visual, a las actividades gestuales y a la orientación en el tiempo y en el espacio.
 
 

  1. La ergoterapia

Esta técnica utiliza manualidades simples y prácticas: dibujos, actividades artesanales y culinarias, horticultura…
Están muy desarrolladas en centros de día, en residencias…pero se pueden realizar en casa con la ayuda y bajo la vigilancia del cuidador.
 

  1. La kinesiterapia

Se centra en el aparato loco-motor: rigidez y dolor en las articulaciones, en los miembros, en la espalda…
Puede utilizarla de forma preventiva para evitar la aparición o la agravación de pérdida de equilibrio, oponerse a la inmovilidad muy frecuente en estos enfermos, o de forma curativa para retomar consciencia de su cuerpo, facilitarle los gestos necesarios para asearse y vestirse, restaurar el equilibrio dinámico y estático…
El especialista puede construir el programa de ejercicios físicos que permitirá al cuidador trabajar con su familiar cada día.
 
3. MATERIAL Y METODOS
En este trabajo de revisión bibliográfica, se ha realizado una búsqueda a través de páginas bibliográficas o buscadores de bibliografía como son Cochrane, google académico, Scielo y pubmed, también se obtenido información en la página del Instituto de Salud Carlos III y en la página del Nacional Institute of Nursing Research, tambien se ha recogido información de la Fundación Alzheimer España y de las revistas que estas publican.
 
 
4. RESULTADOS
4.1 Alzhéimer como discapacidad
Hace algunos años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) llamó la atención sobre el hecho que la enfermedad de Alzheimer tenía que considerarse como una "discapacidad".
Es cierto que el Alzheimer es una enfermedad degenerativa de las células cerebrales de carácter progresivo e inevitable.
Pero no es solamente una enfermedad que necesite cuidados físicos. Desde el punto de vista operativo, es decir el tipo de cuidados que vamos a proporcionar a la persona afectada, la enfermedad de Alzheimer debe considerarse como una "DISCAPACIDAD".
La Enfermedad de Alzheimer es una discapacidad del cerebro
Se conocen  las lesiones cerebrales que afectan a las células cerebrales (depósitos de sustancia amiloïde, neurofibrillas, pérdida de neuronas, etc.).
Pero del punto de vista operativo, se debe considerar a la enfermedad de Alzheimer como una "discapacidad que afecta a actividades diarias":
Paso a paso las funciones cerebrales disminuyen y se apagan. El enfermo busca de forma constante a ajustarse a sus limitaciones cerebrales; pone en marcha mecanismos de compensación para intentar enfrentarse a las actividades de la vida diaria.
Además, el enfermo tiene que adecuar sus mecanismos de compensación a los medios que todavía están a su alcance en un momento dado.
Por lo que:
La enfermedad de Alzheimer debe considerarse como una "DISCAPACIDAD" y no solamente como una enfermedad.
La "DISCAPACIDAD" supone estrategias de compensación para paliar el déficit de la función.
La "DISCAPACIDAD" es progresiva, lo que necesita la adaptación en cada momento de los cuidados a las facultades mentales y físicas potenciales del enfermo.
La "DISCAPACIDAD" se manifiesta en un ser humano como los demás. Tiene su personalidad, su dignidad, su intimidad y sus derechos. Hay que respetarlos.[7]  
4.2 Importancia de la donación de tejido cerebral
Cuando todo ha terminado para una paciente de Alzheimer, aún es posible hacer una gran contribución a la lucha contra esta terrible enfermedad. Donar el cerebro a un banco de tejidos hace posible la investigación sobre tejidos humanos y a la vez permite conservar la historia de una enfermedad individual y obtener su diagnóstico definitivo. El tejido donado a un banco de cerebros se conserva allí definitivamente, y el banco lo pone a disposición de los investigadores de acuerdo con unos estrictos protocolo de acceso. Además, en el laboratorio del banco, cada cerebro es sometido a un exhaustivo estudio que permite determinar todas las patologías que han intervenido en la enfermedad del paciente, y los familiares reciben un detallado informe neurológico.
Hoy en día disponemos en España de 12 bancos de cerebros consolidados, distribuidos por las distintas Comunidades Autónomas. También en el ámbito ético-legal se han producido avances importantes. Desde el 2007, la investigación basada en muestras humanas está regulada por la Ley de investigación Biomédica, y en 2011 se publicó el Real Decreto de Biobancos, que regula específicamente el funcionamiento de las entidades dedicadas a la obtención y cesión de muestras biológicas humanas.[8]  
5. CONCLUSIÓN
Debido a todo lo anteriormente expuesto podemos observar lo necesario que es una buena información y la necesidad de seguir investigando, sobre todo en un diagnóstico temprano, ya que las previsiones sobre la prevalencia de la EA en la población va en gran aumento.
Es necesario que las familias y cuidadores tengan a su alcance todas las posibilidades tanto farmacológicas como no farmacológicas como preventivas.
 
6. BIBLIOGRAFÍA
Uncategorized References
1. Monteagudo, J., CAPACIDADES Y OPORTUNIDADES DE INNOVACIÓN EN TIC PARA ALZHEIMER, U.d.i.e. Telemedicina. and I.d.S.C.I.-M.d.E.y. Competitividad., Editors. 2012.
2. Educacion, M.d.C.y., Conjunto de Investigación en Alzheimer y Enfermedades Neurodegenerativas. 2010.
3. CIEN, F., Avances en la Enfermedad de Alzheimer. 2012.
4. España, F.A., Prevencion de la enfermedad. 2015.
5. col, A.D.S.y., Perspectivas en la prevención y tratamiento farmacológico de la enfermedad de Alzheimer. 2009.
6. España, F.A., Tratamiento no farmacologico en el alzheimer. 2015.
7. España, F.A., ¿Debe considerarse como una discapacidad? 2015.
8. CEAFA, R.d.l.C., Un proyecto compartido, CEAFA, Editor. 2013.
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Autores: Felipe Barba Rodríguez y otros.

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