Consumo de soja en mujeres climatéricas y no climatéricas de Ciudad Real

La relevancia de la soja reside en el hecho de que es considerada la fuente alimentaria con mayor riqueza en isoflavonas, un tipo de fitoestrógenos con actividad similar a los estrógenos naturales y “clasificadas funcionalmente como Moduladores Selectivos de Receptores Estrogénicos (SERMs)”

RESUMEN
  • Introducción: la soja es el producto agrario con mayor crecimiento comercial en el mundo, con beneficios de demostrada eficacia en los síntomas del climaterio.
  • Objetivo: analizar el consumo de soja en mujeres climatéricas y no climatéricas, comprobando si existen diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos.
  • Método: estudio descriptivo transversal en 110 mujeres climatéricas y no climatéricas con una horquilla de edad de 25-85 años, residentes en Ciudad Real. Recogida de datos: encuesta autoadministrada con escala Likert. Análisis de datos: Chi-cuadrado, valor de significación p, intervalos de confianza.
  • Resultados: un 61% de mujeres climatéricas (n=30; DE=13,44; IC95%=17,49-23,50) y un 26% de las no climatéricas (n=11) consumen soja, existiendo diferencias estadísticamente significativas:
  • Discusión: en el estudio de García et al. se demostró una mejoría en el cuadro menopáusico y de la sintomatología vasomotora tras el consumo de soja.  Tal y como recoge el autor Tránsito, se ha comprobado que la dieta occidental baja en isoflavonas está ligada a mayor incidencia de enfermedad cardiovascular y de cánceres hormonodependientes.
  • Conclusiones: existen diferencias estadísticamente significativas en el consumo de soja en mujeres climatéricas y no climatéricas de Ciudad Real.

ABREVIATURAS
 
AEEM: Asociación Española para el Estudio de la Menopausia

DE: desviación estándar

IC95%: intervalo de confianza del 95%

SERMs: Moduladores Selectivos de Receptores Estrogénicos

INTRODUCCIÓN
 
La soja (Glycine max) es un alimento perteneciente al grupo de las leguminosas, formando parte de la alimentación de los países asiáticos desde antiguo e introducida en los últimos años en la dieta occidental1. La soja es el producto agrícola con “mayor crecimiento comercial en el mundo, cuya rentabilidad ha incentivado la extensión del cultivo, especialmente en Brasil, Argentina, Paraguay, Bolivia y Uruguay”2.
 
Desde el punto de vista nutricional, la soja tiene un “contenido medio en grasas y elevado de proteínas de buena calidad, todos los aminoácidos esenciales para los adultos y es la única proteína de origen vegetal con una calidad del 100%, equiparable a la de las proteínas de origen animal”3,4. La relevancia de la soja reside en el hecho de que es considerada la fuente alimentaria con mayor riqueza en isoflavonas, un tipo de fitoestrógenos con actividad similar a los estrógenos naturales y “clasificadas funcionalmente como Moduladores Selectivos de Receptores Estrogénicos (SERMs)”5.
 
Pese a que la terapia con estrógenos se ha erigido como el tratamiento más efectivo para los síntomas vasomotores de la etapa climatérica, cuando “existen contraindicaciones para su uso, o bien, cuando la mujer no desea recibir este tratamiento, se requiere la utilización de alternativas para el control de estos síntomas como la ingesta de fitoestrógenos”6. Todo esto nos pone en sobreaviso sobre la magnitud del problema al que se enfrenta el estrato social de las mujeres climatéricas, con necesidades fisiológicas y nutricionales diferentes a las de otros estratos de la sociedad1,3,4,5.

OBJETIVOS
 
Analizar el consumo de soja en mujeres climatéricas y no climatéricas, comprobando si existen diferencias estadísticamente significativas.

MÉTODOS

Se llevó a cabo un estudio descriptivo transversal realizado durante el mes de marzo de 2018 en Ciudad Real para recoger datos referentes al consumo de soja. La población sobre la que deseamos obtener conclusiones es la de mujeres climatéricas y no climatéricas, con edad comprendida entre 25 y 85 años. El método de muestreo contó como criterios de inclusión el ser mujer, la edad superior a 25 y menor a 85 años, así como tener domicilio principal en Ciudad Real -imprescindibles para obtener resultados del consumo en este área-. En contraposición, fueron criterios de exclusión el deterioro cognitivo severo, la no comprensión de las cuestiones -pese a ser leídas y explicadas por los responsables del estudio en casos de analfabetismo o problemas sensoriales-, los sujetos con edades fuera de la horquilla etaria de 25-85 años y aquellas mujeres con lugares de residencia distintos a Ciudad Real. Por su fácil acceso, la muestra elegida fue la de 110 mujeres, de las que 91 cumplían los criterios de inclusión. Los sujetos han dado su consentimiento expreso, voluntario y oral, respetándose la confidencialidad de los datos, sin menoscabo del cumplimiento de las normas vigentes de la Declaración de Helsinki. Para la obtención de datos, se han utilizado encuestas autoadministradas (dirigidas, en caso de dificultades sensoriales) con 15 preguntas cerradas y/o escalas tipo Likert. El análisis de los datos se ha realizado mediante estadística descriptiva, expresando frecuencia absoluta (n), porcentaje (%) y desviación estándar (DE). Para el contraste de hipótesis, se ha utilizado Chi-Cuadrado, obteniendo , valor de significación (p) e intervalos de confianza (IC95%), así como tablas de interpretación con SPSS.

RESULTADOS

De las 110 mujeres de la muestra –de las que 91 cumplían los criterios de inclusión-, un 43% (n=39) están en un rango de edad de [25-45] años, un 35% (n=32) con rango de edad de [46-65] años y un 22% (n=20) con rango de edad de [66-85] años ( =30,33; DE=9,61; IC95%=28,19-32,48).

Para realizar un cribado entre las mujeres climatéricas y no climatéricas, hemos establecido una pregunta inicial sobre el sufrimiento del climaterio o no, en la edad actual de cada mujer. Un 54% de la muestra (n=49; DE=4,95; IC95%=44,39-46,61) manifiesta tener actualmente la menstruación, frente al 46% (n=42) que no la tiene desde hace más de 12 meses.

Si hablamos de la inclusión de soja en la dieta, un 61% de mujeres climatéricas (n=30; DE=13,44; IC95%=17,49-23,50) y un 26% de las no climatéricas (n=11) la tienen integrada en su alimentación, frente al 39% de las mujeres climatéricas (n=19; DE=8,49; IC95%=23,11-26,90) y al 74% (n=31) de las no climatéricas, que no la consumen. Una vez realizado el test Chi-Cuadrado, podemos señalar que existen diferencias estadísticamente significativas entre el consumo de soja en mujeres climatéricas y no climatéricas, ya que (Tabla 1).
 

TABLA 1. Inclusión de soja en la dieta de mujeres climatéricas y no climatéricas.
  INCLUSIÓN EN DIETA NO INCLUSIÓN EN DIETA
  Climatéricas No climatéricas Climatéricas No climatéricas
n 30 11 19 31
% 61% 26% 39% 74%
DE 13,44 8,49
IC95% 17,50-23,51 23,11-26,90
α 0,05
  11,2041
  3,8415
p 0,0008 < 0.05 → existen diferencias estadísticamente significativas

n: frecuencia absoluta
DE: desviación estándar
IC95%: intervalo de confianza del 95%
α: valor de alfa
: chi-cuadrado
p: valor de significación

De todos los datos obtenidos acerca del consumo de alimentos con soja, expondremos los más importantes. En relación a la leche de soja, un 59% de las mujeres climatéricas (n=27; DE=11,31; IC95%=16,47-21,53) y un 26% de las no climatéricas (n=4) la consumen semanalmente; frente a un 41% de las climatéricas (n=19; DE=8,49; IC95%=23,1-26,89) y un 74% (n=31) de las no climatéricas que nunca la consumen.

Con respecto a los brotes de soja, un 49% de las mujeres climatéricas (n=22; DE=10,61; IC95%=12,13-16,87) y un 18% de las no climatéricas (n=7) los consumen semanalmente; frente a un 51% de las climatéricas (n=23; DE=6,36; IC95%=26,08-28,92) y un 82% (n=32) de las no climatéricas que nunca han consumido este producto.

En referencia a la salsa de soja, un 5% de las mujeres climatéricas (n=2; DE=2,12; IC95%=3,03-3,97) y un 12% de las no climatéricas (n=5) la consumen semanalmente; frente a un 95% de las climatéricas (n=42; DE=4,95; IC95%=37,39-39,61) y un 88% (n=35) de las no climatéricas que nunca consumen dicho producto.

Con respecto a los yogures de soja, un 57% de las mujeres climatéricas (n=25; DE=14,14; IC95%=11,84-18,16) y un 15% de las no climatéricas (n=5) los consumen semanalmente; frente a un 43% de las climatéricas (n=19; DE=7,07; IC95%=22,42-25,58) y un 85% (n=29) de las no climatéricas que nunca los consumen.

En relación al tofu y al miso, un 3% de las mujeres climatéricas (n=1; DE=0,71; IC95%=1,34-1,66) y un 5% de las no climatéricas (n=2) los consumen semanalmente; frente a un 97% de las climatéricas (n=38; DE=0,71; IC95%=37,34-37,66) y un 95% (n=37) de las no climatéricas que nunca los han consumido.

Por último, si hacemos mención a otros alimentos con soja que la muestra declara incluir en su dieta, un 2% de las mujeres climatéricas (n=1; DE=0,71; IC95%=1,34-1,66) y un 5% de las no climatéricas (n=2) los consumen semanalmente; frente a un 98% de las climatéricas (n=46; DE=4,24; IC95%=42,05-43,95) y un 95% (n=40) de las no climatéricas que nunca los consumen.

DISCUSIÓN
 
En el estudio aleatorizado con 99 mujeres postmenopáusicas españolas desarrollado por García et al. se demostró una “mejoría en el cuadro menopáusico y de la sintomatología vasomotora después de 12 meses de toma de soja, un aumento de los niveles de 25-hidroxi-vitamina D, disminución de los marcadores del metabolismo óseo, e incremento de la densidad mineral ósea estimada”3,7.
 
Tal y como recoge el autor Tránsito, se ha comprobado que la dieta occidental caracterizada por menos de 5 mg de isoflavonas al día en confrontación con la de países asiáticos con 100-200 mg/día, está ligada a la mayor incidencia de enfermedad cardiovascular y de algunos cánceres hormonodependientes como el de mama, endometrio, próstata y colon en los países de Occidente8.
 
Según Fontela et al. la administración de leche de soja, como suplemento dietario por un tiempo prolongado podría “retardar la aparición de cáncer de colon, debido a la acción antioxidante y la disminución de los daños acumulativos sobre el ADN”9.

En síntesis, podemos apuntar que los resultados obtenidos por los anteriores estudios ratifican nuestra hipótesis de que existe un interés creciente en el mundo occidental por integrar la soja en la dieta diaria. Este hecho supone una base sustentada para que los profesionales sanitarios y de la nutrición puedan trazar y poner en funcionamiento estrategias de educación sanitaria, con las mujeres climatéricas como principal población diana.

CONCLUSIONES

En base a los resultados obtenidos en este estudio y, habiendo realizado un contraste de hipótesis Chi-Cuadrado, podemos concluir que hay diferencias estadísticamente significativas entre el consumo de soja en mujeres climatéricas y no climatéricas de Ciudad Real. 

BIBLIOGRAFÍA
 

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  • Ramos L, Díaz H. Phytoestrogens: an alternative to hormone replacement therapy. Rev Fac Cienc Sal. 2011; 1(Supl.1):84-89.
  • AEEM: Asociación Española para el Estudio de la Menopausia. Guía de práctica clínica: el uso de los fitoestrogenos en la menopausia. Barcelona: 2006;1:4-44.
  • García-Martín A, Quesada M, Álvarez A, Jiménez JJ, Fonolla J, Muñoz-Torres M. Efecto de un preparado lácteo con isoflavonas de la soja sobre la calidad de vida y el metabolismo óseo en mujeres posmenopáusicas: estudio aleatorizado. Med Clin. 2012;138(2):47-51.
  • Tránsito M. Fitoestrógenos: eficacia y seguridad. Offarm. 2010; 29(3):86-90.
  • Fontenla M, Cena A, Fontenla R, Pintos S, Sosa L, Prchal A, Fontenla S. Effects of dietary supplementation with soya on a colon cancer experimental model. Nutr. clín. diet. hosp. 2013; 33(2):30-38.

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Autores: Concepción M. N. Z., Luis M. D. T., María José G. G., Vanessa M. T., Carlos Joaquín E. M., Érica L. R.

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