Más de la mitad de las enfermeras de Castilla La Mancha consideran que su situación profesional y sus condiciones de trabajo son peores que las que tenían en la época de la pandemia de Covid-19. Esta es una de las principales conclusiones del estudio que el Consejo General de Enfermería presentó el lunes en Madrid para denunciar la elevada presión asistencial que sufren los y las profesionales en España.
En el “Estudio sobre el impacto de la presión asistencial en la profesión enfermera” más del 95% de los profesionales considera que tiene un volumen de trabajo alto o excesivo y un 88,3% reconoce que esta presión en el trabajo les ha afectado psicológicamente mucho o bastante. Así se desprende de las cifras extraídas de una macroencuesta a 10.000 enfermeras, representativa de las más de 345.000 enfermeras de nuestro país. Este estudio busca conocer cuál es la situación de las enfermeras en la actualidad y comprobar cómo ha variado con respecto a 2022, año en el que se realizó por primera vez para conocer los estragos de la pandemia en la profesión.
Los resultados obtenidos con esta encuesta van de la mano con las cifras que extraídos de un estudio anterior y que evidenciaban la falta de más de 5.000 enfermeras y enfermeros en Castilla La Mancha para lograr llegar a las ratios europeas y poder así atender de forma óptima a los pacientes. Numerosos estudios nacionales e internacionales apuntan que la falta de enfermeras aumenta la carga asistencial y a su vez empeora los cuidados de las personas. Y esto se ve reflejado, claramente, en las cifras presentadas hoy con la encuesta y anteriormente con la Radiografía de la profesión.
Peor que antes del COVID-19
De hecho, el 56,9% de las enfermeras encuestadas en nuestra región considera que su situación laboral actual ha empeorado con respecto a la que tenía antes del COVID-19. Un dato que preocupa enormemente a la Organización Colegial de Enfermería y que se ha puesto de relevancia durante la presentación. En el gráfico adjunto se observa que el dato del 56,1 por ciento se refiere a la cifra del total de nuestro país. En consecuencia, la percepción negativa de esta situación es ligeramente superior en Castilla La Mancha.
Volumen de trabajo
En cuanto al volumen de trabajo, las enfermeras lo puntúan con un 8,62 sobre 10, y aunque la percepción de exceso de trabajo es transversal a todos los ámbitos, el área sociosanitaria (8,91) y hospitalización (8,81) tienen las puntuaciones más altas.
Consecuencias emocionales
Las enfermeras de nuestra región son, junto con las de Andalucía, Canarias, Galicia, Madrid y Ceuta, las que declaran sufrir más las consecuencias emocionales y en su salud mental. Y es que, casi 9 de cada 10 enfermeras (88,3%) reconoce que la carga de trabajo les afecta psicológicamente. El 86,1% de las enfermeras ha sufrido episodios de estrés, el 66,6% de ansiedad, el 60% de insomnio y el 27,2% declara haber llegado a sufrir depresión.
Unas cifras muy alarmantes que lleva a las instituciones, Consejo General y Colegios de Enfermería, a pedir a los poderes públicos mayor implicación para prevenir estos problemas. “No es cuestión de llegar a sufrir estos episodios para tratarlos cuando ocurren, sino de poner las barreras y mecanismos de prevención para que no lleguen a suceder”, explica el presidente del Colegio de Enfermería, Carlos Tirado, a propósito de las conclusiones del estudio.
Bajas laborales
El informe también puntualiza que el 23% de las enfermeras se han visto obligadas a pedir la baja por algún problema derivado de la carga emocional que genera la presión asistencial, lo que supone un incremento enorme con respecto a 2022, que el dato era del 16,5%.
Al hilo de todo lo anterior, el 63,1% de las consultadas declara que ha necesitado ayuda profesional a nivel psicológico. De ellas, sólo el 37,8% ha tenido acceso a esa ayuda. Y esto deriva en que 6 de cada 10 profesionales encuestadas declara que ha pensado en algún momento dejar la profesión. Un dato significativamente superior al recogido en 2022, donde era el 46,5%.
En este sentido, la encuesta puntualiza que la situación laboral y la falta de reconocimiento de la profesión lleva incluso a la reconsideración de la vocación. “Hemos visto que un 36,1% declara que no volvería a estudiar Enfermería si pudiera dar marcha atrás, 7,7 puntos más que hace dos años, cuando esta reconsideración afectaba al 28,4%. Siempre hemos sido una profesión volcada con los pacientes y la más cercana a ellos, por lo que todos los datos son una mala noticia, pero este, en particular, mucho más, porque vemos cómo nuestras compañeras y compañeros han perdido la ilusión por la profesión debido al desgaste que tienen sobre ellos”, comenta Guadalupe Fontán, coordinadora del Instituto Español de Investigación Enfermera del CGE.
Más allá de la sobrecarga asistencial, la encuesta ha valorado las condiciones laborales y de la profesión, consiguiendo el apoyo unánime a la demanda del reconocimiento de la categoría A. Un 96,8% de los encuestados lo consideran muy o bastante importante.
Además, el desarrollo de las especialidades (2,19), la conciliación de la vida familiar y laboral (2,73) y el reconocimiento del desarrollo profesional (2,92) son los parámetros que peor puntuación consiguen.